Hoy he visitado el SIMO, la feria internacional de tecnología de España. La última vez que visité el SIMO fue en 2009, cansado de la tendencia de la feria y de la ausencia del espíritu con que se fundó. Ya en 2008, el SIMO se canceló por motivo de la crisis. Pero creo que hay otros motivos más sangrantes sobre la salud de esta feria, que en su día fue un referente y unía a tantos y tantos tecnólogos.
El SIMO 2013 es menos que humilde: sólo tiene un pabellón pequeño. El pabellón 1 está copado, en casi una cuarta parte, por stands con tufillo a política, pues están dedicados a la administración de Justicia y a la Educación. No critico que estén estos stands, si no la proporción y la clara temática con fines políticos. Quizá sea por este motivo que se haya celebrado el SIMO, y que haya ingresos por parte del Estado y de la Comunidad de Madrid para sostener el resto de la feria. De hecho, la feria fue inaugurada por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, seguido de un ejército de escoltas, pelotas y periodistas, así como también del exalcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, actual presidente de la junta del IFEMA, la empresa que organiza este evento.
Además de estos stands, hay cuatro salas grandes para conferencias e, increíblemente, había dos espacios grandes y abiertos con mesas y sillas para el descanso de los visitantes. Así que restando espacio, os podéis imaginar qué queda de pabellón para stands puramente tecnológicos.
No ha habido stands de empresas o asociaciones del software libre (cuanto menos, de Linux). No ha habido ningún stand de ninguna operadora de telefonía móvil, ni de fabricantes de teléfonos móviles. No se han presentado líderes como Microsoft, Apple, AMD, Oracle, RedHat, Bull, Toshiba, Lenovo, etc. Quiero imaginar que no están ahí porque el SIMO ya no les interesa, no porque no puedan permitírselo.
El stand más grande lo ocupó Intel junto a Dell, ocupando casi un cuarto del pabellón. Aparte de esto, lo más interesante fue el proyector de Sony, que te permite interactuar directamente con la proyección, a lo Minority Report. Hubo también un proyector holográfico sobre una cortina de vapor de agua, también interactivo.También hubo cosas interesantes sobre Educación y el uso de Apps y tablets. El stand de Mountain también era interesante, con equipos muy potentes y con un sistema de realidad virtual. El resto de stands eran muy humildes, pequeños y con pocos artefactos o software que pudieran impresionar. Empresas que años anteriores tenían stands impresionantes, ahora tenían un pequeño y humilde stand de apenas tres, cuatro o cinco metros cuadrados. Quizá lo más agradecido fue un stand muy muy pequeño que tenía una expendedora de cerveza y patatas fritas para el visitante.
La organización fue penosa, pues del directorio de empresas, había muchas que no estaban presentes, y alguna otra que sí estaba presente pero no en el directorio.
En conclusión: el SIMO ha perdido completamente su encanto, está manipulado por sus organizadores y la política, las empresas que han podido estar, se han tenido que conformar con muy poco, y muchos los visitantes habrán salido defraudados por una feria que ha perdido su espíritu.
Hay que reconocer el esfuerzo que hacen algunas empresas por estar presentes en este evento, pero han dejado de conectar con el público que, hace más de 20 años, acudíamos encantados por las novedades tecnológicas, las curiosidades, la innovación, las iniciativas de los pequeños....