Tropelía tras tropelía, una organización con ánimo de lucro, roba al pobre para quedárselo ella. Y encima "legalmente", porque sus actividades están siendo amparadas por las leyes promulgadas por los gobiernos de España (antes con Aznar y ahora con Zapatero).
Poderoso caballero es Don Dinero, y en esta España de listillos y "marica el último" (con mi disculpa al colectivo gay, a quien aprecio de corazón), con la SGAE hemos topado, amigo Sancho.
Imaginemos un pueblo tranquilo, en el que un depravado ladrón empieza a robar a sus parroquianos y turistas. El alcalde, representante de sus ciudadanos, impone un tributo a todos los habitantes del pueblo para compensar las pérdidas que este ladrón ocasiona. ¿Cuál es el resultado?. Empezamos por el disgusto y enfado de los ciudadanos que no entienden por qué deben pagar por lo que un desalmado ha hecho. Seguimos por que a pesar de recaudar ese dinero, las víctimas que han sido robadas no reciben apenas la compensación. Después está que el ladrón sigue suelto y sigue robando. Y a continuación, el alcalde se está forrando con todo el dinero recaudado. Y, por último, el mal sigue ahí, pero ahora las víctimas son todos y aquel que se erigió como justiciero se ha convertido en un ladrón más grande que el ladrón original.
Pues esto, queridos amigos, representaría la parábola de la SGAE, una sociedad que, en teoría, defiende y representa los intereses de los artistas para motivar la creatividad, y promocionar el arte. Suena bonito, y como ideal es un sueño que se torna en una pesadilla de millones de españoles.
Ante la ineptitud de la banda de Teddy Bautista, Ramoncín y compañía (todos ellos artistas mediocres que ni siquiera fueron buenos artistas), de lograr perseguir y dar caza a los delincuentes, se convierten en unos delincuentes aún mayores, erigiéndose como justicieros, representantes de los más desfavorecidos (que son los artistas) y por una causa noble y justa. Y por ello, culpan a todos los españoles de piratas y de robar las propiedades de esos artistas con tanto trabajo y creatividad han desarrollado. Para ello, crean un impuesto revolucionario, que llamaremos canon (habría que denunciarles por utilizar el nombre de una marca registrada), y todos los españoles tenemos que pagarles a ellos para compensar el daño que hacen los piratas (perdón, para ocultar su incapacidad de perseguir a los piratas). Olé!!! Somos unos inútiles porque no atrapamos a los piratas, y lo más fácil es imponer un impuesto para que todo aquel que compre un CD o un DVD virgen, un reproductor multimedia digital, un disco duro, un disquete, etc; reponga el daño que causan a los artistas. Qué listos que somos!!! Y encima, el gobierno nos ampara y nos hacen las leyes a nuestras medidas. Les damos un discurso sobre lo necesario, noble y justa de esta causa, y a vivir que son dos días.
¿Que te compras un CD virgen para guardar tus fotos? Pues te aguantas, porque debes pagar el canon. ¿Qué guardas tus documentos, el vídeo de la comunión de tu hija (que has filmado tú mismo), o un backup de tus datos personales, o de tus diseños? ¡Qyué más da! Tú pagas para compensar los derechos de autor. ¿De qué autor, si de mis documentos, mis fotos, mis vídeos, mis datos y mis diseños, el autor soy yo?. ¿Qué me van a pagar ustedes?. Exijo el cobro de mis derechos de autor por ese canon que he pagado por mis derechos de autor. ¿Qué no puedo cobrarlo?. ¿Qué ironía es ésta?.
Ahora bien, los artistas que en teoría están defendidos por esta banda, resulta que no están representados ni defienden sus intereses. En el cobro por la compensación, la mayor parte de los miles de artistas no ven un duro, y encima el reparto se realiza de manera un tanto peculiar que no convence ni a aquellos que lo cobran.
Pero lo más grave de todo, es que SGAE está cobrando en concepto por el canon unas cantidades desproporcionadas de dinero que el señor alcalde, como humano que es, escamotea y se lleva para vivir mejor que el rey. Nada menos que 320 millones de euros en el año 2005.
La avaricia del señor alcalde no tiene límites, y viendo que sus actividades ilícitas no son condenadas, y aunque las asociaciones y organizaciones protesten, la ley está de su parte, sus tropelías cada vez van a más, sin importar el daño que pueda realizar en la sociedad, en la industria o en la economía.
Comenzamos con el cobro del canon en conciertos de beneficiencia (como el caso del conciert para recaudar fondos para el Prestige, o el del festival para recaudar fondos solidarios a favor del pueblo saharaui). Deleznable.
Seguimos con la actividad poco lícita de contratar detectives sin homologación o acreditación policial, para introducirse en fiestas privadas (como bodas), para filmar y grabar cómo se pincha música para que los novios e invitados bailen. Bochornoso, puesto que la fiesta es privada, y el uso de las obras (música) se hacía dentro del ámbito privado, que es lo contemplado por la ley.
Además, los fondos recaudados se utilizan para asuntos que nada tienen que ver con esta fantástica y altruista sociedad, ya que se utilizaron en más de una ocasión para sufragar gastos de viajes internacionales y de representación de otras organizaciones que nada tienen que ver con la SGAE.
Por si esto fuera poco, se orquesta auténticas cazas de brujas, atacando, presionando y hostigando a honrados trabajadores, con su pequeño negocio de consumibles, o bares, o pequeños comercios, para exprimir aún más esa gallina de los huevos de oro. En muchos casos, las multas son demasiado para que se puedan pagar, y algunos tienen que cerrar un negocio que no entienden por qué, unos ladrones de guante blanco, respaldados por la ley, e incluso estando por encima de la ley, les ponen de patitas en la calle.
Pero en la banda hay peleas como las hienas por un pedazo de carroña. De hecho, DAMA (Derechos de Autor de Medios Audiovisuales), denunció a SGAE (qué curioso, si son de la misma banda) por quedarse con dos millones de euros que les correspondían.
Los autores se sienten engañados, puesto que no les representan, ni defienden sus intereses, no les pagan con lo recaudado por el diezmo, y, lo peor de todo, que utilizan su desgracia de ser robados por piratas como pretexto de sus tropelías.
Mas de un millón de autores en España prefieren dar la espalda a SGAE para proteger sus intereses, y prefieren otro tipo de gestión de derechos de autor, como la Copyleft, en las cuales ellos tiene más control sobre sus obras, sin tanto intermediario, distribuidores, editoriales, entidades "burrocráticas" ni vampiros sedientos de sed. Asimismo, la libertad de los contenidos beneficia también a los usuarios, que son los que consumen y disfrutan de las obras.
Hace poco, un estudio decía que más del 70% de la música descargada de Internet es totalmente legal. Yo me pregunto, ¿por qué tengo que pagar por el canon?. ¿Qué pretexto me van a dar ahora que el argumento de su imposición era para compensar las pérdidas ocasionadas por la piratería?. Y además, la piratería se ha incrementado, ya que si uno paga un canon por esa razón, pues se hace. Ya se ha justificado el hacer piratería. Ya se ha pagado por ser pirata, y el daño que uno haga con la piratería ya está sufragado.
Lo peor de todo es que este canon está haciendo daño a consumidores, fabricantes, comerciantes y a los mismos artistas. Y lo peor de todo es que no se avanza en la era de la tecnología, porque el canon es un ancla, un lastre, que impide que se avance en ese sentido.
SGAE quería cobrar un canon por el uso de las líneas ADSL. Qué barbaridad!!!! Somos los últimos de Europa en cuanto al uso de la tecnología porque, precisamente, tenemos las tarifas más altas de Europa (entre un 25 y 50%). Si encima gravamos ese carísimo medio de difusión, me veo quitando mi línea ADSL de casa y a navegar desde el curro.
Con la aprobación de la nueva LPI (Ley de Protección Intelectual), el gobierno ha dado un nuevo varapalo a los consumidores en favor de la SGAE, ya que se impondrá el canon en todo soporte digital, como un disco duro, un reproductor de MP3, un pendrive, etc... Lo peor de todo es que encima se hace con carácter retroactivo, y los comerciantes tendrán que pagar ese canon por todos esos aparatos que han vendido durante los dos o tres últimos años. Este atraco flagrante hará cerrar multitud de comercios, provocando despidos y menos dinero en la seguridad social, en impuestos y en contribuciones para la sociedad.
¿Hasta dónde llegará el abuso y la tiranía de la SGAE? ¿Hasta dónde se les permitirá robar, exprimir y expoliar a todos impunemente?.
Yo desde hace tiempo no compro discos. Me dejan una película o disco, lo difruto y lo devuelvo. O bien me voy al MediaMarkt, cuando liquidan las películas y la música que me gusta, y me lo compro original por menos de 10 euros, que es un precio asequible y justo. O compro libros de saldo por 5 euros, o de segunda mano. O libros que regalan con alguna revista en los quioscos.
Música me bajo, pero de tipo Common Creative, que no tiene copyright, y que muchos artistas que empiezan la distribuyen gratuitamente. La verdad es que encuentras muchas obras que envidiarían hasta los artistas más consagrados.
El canon está haciendo mucho daño, pero a todos lo niveles. Creo que cuando ya no queden apenas artistas que sigan a la sombra de la SGAE, y que todos dejemos de consumir tanto CD virgen y compremos discos originales de saldo, empezaremos a ver un poquito de paz.
Aunque, como ya propuse en su día, la solución estaría en que las funciones de la SGAE las realizara una institución gubernamental, y que todo fuera administrativo. Porque la SGAE, como todo negocio, se corrompe por la pela.