El inicio de las aventuras del ingenioso cibernauta Don Monigote de la Java
En un lugar de la Java, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho vivía un joven de teclado en ristre, ratón óptico y conexión ADSL. Llamábase Manuel, y por su aspecto grotesco y antisocial, por todos era conocido como Monigote.
Su único consuelo era navegar por Internet, y así, de sol a sol, y de luna a luna, Monigote se evadía de su triste realidad y condición. De tanto navegar por el cibermundo, Monigote enloqueció y llegó a mezclar la realidad con el ciberespacio, y empezó a ver las injusticias del mundo, aunque se preguntaba de qué mundo. Por ello, Monigote decidió poner fin a este cruel destino que asolaba al mundo entero, y por ello quiso armarse caballero para acometer tal cruzada y ganar el respeto de todos y el amor de alguna gentil dama.
Comenzó su cruzada afiliando a su causa a Pancho, su vecino de al lado, que rondaba ya los 10 años, y que le gustaba chatear con Monigote por los disparates que decía y cometía.
Como todo caballero del cibermundo necesitaba un nick, con el fin ser reconocido y atribuírsele las grandes gestas que iba a acometer. Por ello, se armó caballero a si mismo utilizando el sable láser de Starwars que le regalaron sus padres, y se puso como nick Don Monigote de la Java.
Necesitaba también una gentil dama, por quien por amor y lealtad dedicar y emprender las más peligrosas aventuras y conseguir la más grandes hazañas. Recordó en aquellos momentos a Nerea, su vecina del tercero, hija de un pobre informático. Era una moza bella y de buen talante, y la bautizó con el nick de Nerea del Blogoso, dulce señora de los mundos del blog.
Don Monigote de la Java ya estaba preparado para afrontar los peligros de su cruzada, y, junto con Pancho, armóse con su sable láser de Starwars, y con teclado ergonómico y ratón óptico en mano, empezó a navegar en aquel infesto y corrupto cibermundo.
Aquella jornada fue tranquila y sin incidentes. Pancho empezaba a aburrirse, y se mantenía de "orejilla" en su Messenger mientras se echaba unas pachangas al Tetris. Don Monigote navegaba lentamente, viendo pasar bytes de información de forma pasiva. En su subconsciente reflexionaba, embriagado de fantasías y ensoñando el encuentro con terribles enemigos que anhelaban la dulce carne de su dulce señora Nerea del Blogoso en sus afiladas y hediondas fauces.
A lo lejos, Don Monigote atisbó tres siluetas que destacaban por su estatura.
- Pancho!!! Prepárate para una gesta sin igual ni parangón.
- Qué? - respondió Pancho, un tanto molesto por interrumpirle en mitad de una pachanga al Tetris y se le estaban amontonando las fichas.
- Mira allí, Pancho. A tantas leguas y mi pobre vista pueden ver lo que obvio es.
- Yo no veo nada, Monigote.
- Ciego eres, amigo Pancho, que por tu zopencos ojos no logren ver aquestos gigantes de muchos y terribles brazos, capaces de aplastar un cuerpo humano como si de una hormiga se tratara.
- Qué gigantes, Monigote?. Dónde hay que mirar?
- Allí, amigo Sancho, en http://www.microsoft.com, http://www.google.com, http://www.apple.com
- Monigote, son sólo páginas Web de unas empresas de tecnología.
- No, amigo Pancho. Aquestos gigantes son engañosos y sutiles enemigos. Como camaleones se disfrazan y engañan al pobre usuario, que es atraído por sus dulces encantos.
- Pero, Monigote, yo sólo veo unas simples páginas Web.
- Ciego y tonto eres, de escasas y pequeñas entendederas. Hazme caso, amigo Pancho, que como caballero del cibermundo y en habiendo leído tanto sobre estas amenazas, mi privilegiada mente es capaz de ver más allá de lo que ven los ojos de cualquier mortal.
Don Monigote de la Java alzó su sable láser, y apuntando con él a la webcam en tono amenazador añadió:
- Amigo Pancho, en verdad te digo que tres gigantes hay. Uno de ellos tiene feroz aspecto y viste una camisa con simbolo de negra orden de caballería, parecido a una ventana multicolor. Cuatro brazos enormes por armas tiene (y otros brazos le están creciendo), cada uno con un tatuaje: Windows, Office, Visual Studio .NET e Internet Explorer. Sobre su espalda van montados dos negros caballeros: uno grueso y calvo (que dirige al gigante), y otro con gafas que está escondido, que en realidad es el cerebro del gigante. Microsoft es el nombre de este terrible gigante, y entre sus crímenes se encuentra el engaño y la extorsión. Empezó vendiendo productos sin construir, copiar y plagiar los productos de su competencia, y obligar a todos a utilizar sus productos. Intenta dominar el mundo globalizándolo todo, comprando de todo y pagando a todo aquel que lo intenta detener. Aunque sus peores crímenes son comprar todo tipo de patentes (incluyendo el clic del ratón y el uso de las células humanas como dispositivos de información), convertir en propietaria (suya) toda la tecnología y el intentar destruir por todos lo medios (legales y no legales) todo tipo de movimiento open source.
- Pero Monigote, yo...
- El otro gigante - interrumpió Don Monigote - tiene aspecto bello y sensual, casi divino. Viste una camisa con el dibujo de orden de la Manzana. Este gigante se llama Apple. En un principio fue enemigo de Microsoft, pero gracias al dinero se han convertido en buenos amigos. Comenzó fabricando artesanalmente ordenadores personales, y ahora fabrica hasta reproductores de música e imagen portátiles. Comenzó copiando un sistema operativo que desestimó Xerox, y al que aplicó el concepto del ratón. Al igual que Microsoft, tiene afán de propiedad y evita el Open Source como un vampiro la luz del día. Lo que hay que reconocer es que todo lo que hace parece muy bonito y revolucionario.
- Monigote, no...
- El último gigante - volvió a interrupir Don Monigote - es un bebé que ha crecido exponencialmente hasta ser casi tan grande como Microsoft. Este crecimiento se debe al alimento a base de usuarios. Bajo su aspecto apacible, bondadoso y que ofrece ayuda de manera altruista, se esconde una ingente maquinaria que convierte los datos de los usuarios en dinero. Constantemente está comprando empresas y servicios que pone a disposición de los usuarios de forma gratuita. Pero es gracias a esa gratuidad la que hace popular a este gigante. Todos quieren estar con él, a su lado, utilizar sus servicios que son útiles. Pero sin que se den cuenta, los usuarios son vigilados y monitorizados. Y gracias a este espionaje, Google hace dinero vendiendo los datos a otras empresas.
- Pero Monigote, yo sólo veo páginas Web.
- Hombre de poca fe, Pancho!!! Ignorante y cebollino. Yo, Don Monigote de la Java, y por mi hermosa y dulce señora Nerea del Blogoso, me enfrentaré con tu ayuda o sin ella, a estos bribones que asolan y destruyen este querido mundo.
Don Monigote se puso el casco de Darth Vader (otro regalo Starwars que le hicieron sus padres), alzó su sable láser y con el ratón y el teclado en la otra mano sentenció:
- Non fuyades, cobardes, que un solo caballero os acomete.
Y Don Monigote se lanzó contra los gigantes...
... Manuel acabó en la cárcel por hackear las páginas de Microsoft, Apple y Google, causando a estas empresas unas pérdidas muchos millones de dólares. En la página de Microsoft colgó una página con una alegoría al Open Source, con la foto de Bill Gates y Steve Balmer vestidos de Franciscanos, invitando a todos los cibernautas a bajarse gratuitamente y sin licencias, todos sus productos. En la página de Apple, hizo algo parecido, y todos podían pedir ordenadores, iPods y canciones sin coste alguno (previo carga a la tarjeta de crédito de Steve Jobs). En la página de Google, puso un log en todas las páginas, mostrando al usuario todos los datos que estaban monitorizando. Obviamente, el usuario, intimidado al ver que estaba siendo espiado, dejó de utilizar Google.
Durante el juicio, Manuel fue tachado de pirao en su aventura Quijotesca, y fue recluido en una institución psiquiátrica durante dos años.