Parece que fue ayer cuando asistíamos al nacer de Microsoft a finales de los 70. Durante los 80 y los 90 fue todo un modelo de empresa que se anticipaba en todo: en la innovación, en la tecnología, en las formas de hacer negocios, etc.
Atrás quedan todos aquellos éxitos que, de manera más o menos limpia, han lanzado a Microsoft a ser la empresa más valiosa del mundo. Estamos asistiendo, desde hace algunos años, al nacer de un nuevo modo de ver la tecnología: el software libre.
Este nacimiento se hizo realmente patente con Linux de Torvalds, y gracias a la visión del gurú Stallman y su mundo todo libre. Este hito en la historia de la tecnología no tiene parangón, y, aunque tímidamente al principio, ha sabido llegar a lo más profundo del tejido empresarial, profesional y de ocio.
Al principio Microsoft no dio importancia a este movimiento: unos pocos chalaos con más pajas mentales que visiones de negocio. Pero la realidad actual es muy distinta, y el movimiento open source es el referente a tener en cuenta ahora y aún más el día de mañana.
Microsoft pasó de ningunear a Linux a tener que realizar incursiones sumergidas y encubiertas, propias de conspiraciones e intrigas, con secretas financiaciones a Caldera y SCO Unix para eliminar a Linux con falsas acusaciones de copias de código, e incluso amenazando directamente a los usuarios de Linux a nivel mundial.
Pero Microsoft se ha hecho merecedor de muchos enemigos y de muchas envidias (sanas y maquiavélicas), en todos los frentes: bases de datos, office, internet, correo electrónico, navegadores Web, reproductores multimedia... la lista es interminable.
A golpe de talón se conseguía eliminar a la competencia comprándola, o bien incluir un producto implícitamente en el propio sistema operativo, con el fin de acaparar el total uso por parte de los usuarios y destruyendo a sus competidores. La cosa fue funcionando bien, e incluso casi hizo desaparecer a Netscape.
Pero el mundo cambia, y todos los actores de este escenario de la tecnología (empresas, desarrolladores, gurús, críticos, usuarios, etc.) aprenden las lecciones, y se van creando leyes en este desierto terreno para combatir estas acciones. De esta manera, Microsoft ha sido demandada y ha perdido grandes juicios por monopolio. Sólo hay que recordar el macrojuicio por Internet Explorer, y el fallo de la Comunidad Europea por el reproductor Windows Media Player.
Pero Microsoft también aprende y quiere entrar en un terreno en el que se ha ganado muchos detractores por sus malas acciones del pasado. Prueba de ello la tenemos en la liberación reciente de Visual Studio .NET 2005 Express Edition y SQL Server 2005 Express Edition, que, bajo el pretexto del éxito de las comunidades de desarrolladores (en parte es cierto) pretende acaparar la producción masiva de aplicaciones para su sistema operativo, así como acaparar el sector de las bases de datos en competencia clara contra Oracle. Otro signo de su debilitamiento es la disposición de Microsoft de dar soporte Linux a través de su producto Virtual Server, un hito sin precedentes en la joven historia del software.
Pero Linux va ganando cada vez más confianza en el escenario, y se lo ha ganado con muchos méritos. A la innovación y a la mejora constante del producto hay que añadir la amplia aportación de desarrolladores de todo el mundo con software open source, así como el apoyo de los grandes competidores de Microsoft, tales como IBM u Oracle. De hecho, Oracle quiere adquirir una gran compañía Linux (se está barajando Novell con SUSE Linux), para abrir otro frente directo a Microsoft y disputarle claramente los clientes empresariales con servidores de datos.
La lista de frentes abiertos en esta contienda es innumerable: OpenOffice en herramientas de productividad de escritorio, Mozilla y Opera en el mundo de los navegadores, Google con su portal de búsqueda y sus servicios online; MySQL, PostgreSQL y Firebird en las bases de datos; Apache en servidores de aplicaciones; PHP y Java en lenguajes de programación, etc. Cuanto menos se está presenciando un pulso muy importante e interesante, y Microsoft va perdiendo su liderazgo y la confianza por parte de su público.
Se pueden verter ríos de tinta sobre este fenómeno que estamos presenciando y que todos, más o menos conocemos. Pero, cúal será el vaticinio? Cuál será el resultado? Quién perderá?
Personalmente, y sin que sirva de precedente ni de falta de objetividad, creo que Microsoft seguirá anclado en el intento de acaparar el mercado y de invertir millones de dólares en abogados, patentes y adquisiciones de empresas, que mermarían considerablemente sus márgenes de beneficios por culpa de tan exagerado volumen de gastos. Asimismo, creo que también se destaparán más escándalos que mermarán su credibilidad, mientras que el software libre irá ganando poco a poco el terreno que Microsoft irá perdiendo.
Pero Microsoft no se dejará amilanar y continuará intentando meter la cabeza en este mundo para no perecer. Quién sabe! Incluso podría liberar Windows o dedicarse a alguna distribución Linux, o crear interfaces que compartan tanto Linux como Windows, o desarrollar aplicaciones para Linux... de esto casi puedo estar seguro.
Dedicarse a software libre? Creo que tiene una baza importante, y de hecho ya ha abierto un frente en este sentido con un Office online, en clara competencia con Google.
El negocio de la tecnología va a cambiar mucho en los próximos años, y creo que el software libre será el padrenuestro de ese mundo, aunque el software realmente especializado (no masivo) será software de pago. Las licencias morirán, y se recurrirán a otros métodos de contrato de soporte. Entraremos en un importante pulso en el que los grandes proscritos serán las patentes y los cánones digitales. También presenciaremos el auge del movimiento Copyleft, pero esto ya se va saliendo del asunto principal del artículo.
En resumen, Microsoft perderá mucho terreno, pero no desaparecerá y seguirá siendo una gran empresa, pero será un actor secundario. Aceptará las normas del juego si no quiere desaparecer, y lo hará porque el público es el que decide cómo quiere jugar. Al final, el gran beneficiado será el usuario final y todos los profesionales que vivimos de la tecnología.