miércoles, 10 de enero de 2007

Hoy nazco de nuevo

Hoy nazco de nuevo.

Un nuevo sol, un nuevo aire, un nuevo aroma, un nuevo destino, una nueva misión.

He estado navegando en un barco que no me llevaba a ningún puerto, que zozobraba constantemente, y que encallaba rápidamente. He tenido que soportar vientos, mareas y rumbos desfavorables.

He luchado durante meses con la ilusión de que todo iba a cambiar, que, a pesar del viento, yo era dueño de las velas.

Hoy nazco de nuevo.

Hoy subo a bordo de un nuevo barco. Hoy cambio mi brújula, mi destino, mi rumbo, mi vida.

Cuando un barco va a la deriva durante mucho tiempo, lo mejor es cambiar de barco, de puesto, de misión. Un barco sin timón te llevará, inevitablemente, a un naufragio.

Hoy nazco de nuevo.

El sol comienza a ascender en el horizonte, y va templando el amanecer. El cielo está despejado, augurio de un gran día.

La mar comienza a tener vida tras su breve letargo en la noche. y el salitre inunda todo con mayor intensidad.

Subo a cubierta, y, tomando el timón, con una sonrisa pongo rumbo a mi destino.

Hoy nazco de nuevo.

Rafael Hernampérez Martín



Queridos lectores. Hoy comienzo un nuevo trabajo que me ocupará intensamente. Mi dedicación será exclusiva, por lo que no podré actualizar este blog tan a menudo como lo hacía antes. Eso sí, prometo no abandonarlo, puesto que este blog es como un hijo y, al menos una vez por semana, actualizaré contenidos.

Algunos os preguntaréis cómo es posible que yo, que he insistido tanto en dedicarse más a la familia que al trabajo, haya decidido, aparentemente, hacer lo contrario.

Este año cambiaré de casa, y eso exigirá, entre otras cosas, un mayor coste (por lo menos los primeros años), el cual podré sufragar gracias a mi nuevo trabajo.

Por otro lado, mi último trabajo era ese barco que daba tumbos de un lado para otro. En lugar de evolucionar, estaba involucionando. Es decir, que en lugar de ir creciendo, estaba menguando. Últimamente me sentía como una ballena dentro de una pecera, y estaba realizando cosas aburridas que hacía 20 años, cuando empecé a trabajar, tenía olvidadas. Había pasado de ser director y responsable de proyectos, a volver a ser un técnico de soporte.

Me sentía abrumado, y a veces llegaba a casa con la sensación de ser un inútil, y que todo el esfuerzo que realicé durante tantos y tantos años, había sido estéril.


Pero hoy vuelvo a retomar mi vida laboral casi en el punto en que lo dejé hace algo más de un año. Asumiré una gerencia a nivel nacional, realizando tareas de gestión (no técnicas), y coordinando y catalizando todo el negocio de la empresa. Realizaré bastantes viajes por la península y por Europa, especialmente Francia y Reino Unido. Asumiré más responsabilidades y realizaré habilidades psicológicas, puesto que trataré más con personas que con máquinas, y tendré que mediar en conflictos. Todo un reto muy interesante.