Llevo tiempo absorto leyendo posts y artículos a la ancho y largo de esta nuestra red, en la que los tecnólogos se enfrentan en batallas pueriles, absurdas y sin sentido, clamando por una tecnología determinada y rechazando el resto.
La más llamativa es esa batalla entre “windowseros” (o “ventaneros”) y “linuxeros”, que se alzan como adalides de la verdad más absoluta y cierta, tras una bandera de futuro y de promesas.
En algún que otro artículo mío, he sido malinterpretado tanto por un bando como por otro, y me han llegado comentarios descalificativos que, por supuesto, no he dudado en censurar, puesto que no aportaban nada instructivo, sólo el hacer daño o erigirse con la razón única.
Como tecnólogo procuro ser imparcial con las tecnologías, probar todas las que pueda, ver sus bondades, sus ventajas, sus beneficios y sus “peros”. En este mundillo, al igual que el mundo real, no existe la verdad absoluta, y que, como en todo, gracias a las rivalidades, este mundo se complementa y mejora, y de ello nos beneficiamos todos.
Pero hablo de rivalidades “sanas”, no aquellas que rayan el fanatismo, aquellas que dicen “estás conmigo o contra mí”. Lamentablemente, existen unos autollamados “gurús” que predican con esta religión, y como en todas las religiones, políticas e ideales, los que se erigen como defensores se convierten en opresores, cuadriculan su mente, la cierran por completo a nuevas ideas que enriquezcan su ya rico campo de conocimientos.
En el mundo actual tenemos dos sistemas operativos enfrentados, pero hay más mundo más allá de Windows y Linux, más proyectos con interesantes propuestas o con ideas especializadas en un campo en concreto, y que no hay que desestimar.
Pero como este artículo va dirigido a la mayoría, hablaré sobre Windows y Linux.
Mucho se ha criticado a Windows, pero hay que reconocer que Windows ha sido el principal factor de penetración en el mundo informático, y que gracias a este sistema operativo, casi todo el mundo conoce lo que es un ordenador y a usarlo.
Se podrá achacar que copió a Apple, pero recordemos que Apple también copió gran parte de la interfaz y el uso del ratón a Xerox. Y recordemos que las interfaces de usuario, en su base, son idénticas en todos los sistemas operativos, incluyendo a Linux, que apareció mucho más tarde.
Windows ha seguido un modelo tradicional de software propietario. Y es que el software es una obra con propiedad intelectual, y como empresa debe velar por los intereses de su compañía, pagar nóminas, oficinas, energía, impuestos, seguridad social, producción, distribución, etc. Vamos, que es una empresa, y no una ONG, y el dinero ha de salir de algún sitio, y eso es creando software y vendiéndolo.
Linux contravino este concepto adoptando el modelo de software abierto creado por Richard Stallman. Este modelo no significa, como la mayoría cree, que sea gratuito, si no que el software, como obra, no debe estar limitada y oprimida por leyes que la convierten en única y que no pueda ser utilizada para crear nuevas obras basadas en la original. La obra debe ser compartida, y uno puede acceder al código de un software abierto, adaptarlo, modificarlo y mejorarlo… siempre y cuando la obra final se publique del mismo modo y se reconozca la autoría base.
El software abierto es accesible a todos, y se puede copiar y utilizar casi sin limitaciones. Esto ha permitido una liberación del software, sin ataduras. Y el efecto secundario ha sido el abaratamiento radical del producto, lo que lo hace muy apetecible e interesante en el mercado.
Las ventajas del software abierto son innumerables, y beneficia, principalmente al usuario, sobre todo a su bolsillo.
Cuando se emprende un proyecto complejo como un sistema operativo, hay en marcha multitud de subproyectos, y una cantidad de recursos muy grande.
Microsoft invierte mucho en desarrolladores, ingenieros, analistas, jefes de proyecto, consultores, directores, diseñadores, etc. Imaginaos el coste de las cientos de nóminas que paga Microsoft a sus empleados durante cuatro o cinco años. A esto añadir costes de oficina, energía, equipos informáticos, hardware, representación, viajes, alojamientos, testing, marketing, publicidad, producción, distribución, etc. Las cuentas se disparan.
La comunidad Linux la forman voluntarios desinteresados que por afán de superación y contribución, desarrollan casi altruistamente ciertas partes del sistema, publicando sus obras.
Por un lado, la maquinaría Microsoft es una maquinaria cara, pero muy precisa, pues toda la maquinaria trabaja en el mismo ámbito y con el mismo fin, creando un producto bien definido.
Por otro lado, la comunidad Linux es una mano de obra quasi gratuita, y es un tanto desorganizada, ya que la mayor parte de los desarrolladores generan sus propias versiones, aunque en puntos clave, esta comunidad mejora y perfecciona aún más dichas obras.
De cara al usuario normal, la ventaja la tiene Microsoft, pues presenta un producto que suple todas sus necesidades y que no necesita de complicaciones a la hora de instalarlo o utilizarlo. Linux, por el contrario, ofrece al usuario cientos de distribuciones distintas que tienen sus diferencias y sus similitudes, y eso puede confundir al usuario. ¿Con qué distribución me quedo? ¿Qué es mejor, un entorno KDE, Gnome, Compiz, XFCE? ¿Y las pequeñas aplicaciones que tiene una distribución Linux? En esta distribución tengo un cliente FTP cual, y el otra tengo cual. A veces, tanta variedad de productos sobre un mismo cometido puede provocar quebraderos de cabeza.
Otro punto importante es el servicio de soporte del producto. Sabes que cuando compras un sistema operativo Windows, este incluye un soporte, que puede funcionar muy bien o muy mal. Pero lo tienes.
Sin embargo, la mayor parte de las distribuciones Linux, aunque sean gratuitas, no tienen un soporte por detrás, y cuando necesitas algo, te remite a sus FAQ’s, a sus Wikis, o a sus foros. Tienes que perderte en un sin fin de posts para intentar buscar respuesta a alguna duda, y si formulas una duda en un foro, puedes esperar días, o meses, hasta que algún desinteresado samaritano te ayude.
Las distribuciones Linux con enfoque empresarial, como RedHat, Mandriva, Suse, etc., te permiten subscribir un servicio de soporte de pago, en el que te sentirás arropado, al igual que si compraras un Windows. Y es en esta parte donde realizan su negocio, y de donde salen las nóminas de los técnicos, de las secretarias, de los directores, de los comerciales, etc.
Microsoft, tras mucho tiempo en contra, está empezando a dar pasos hacia el mundo del software abierto, pero cuidando mucho de patentar y seguir usando su sistema propietario en todo aquello en lo que se posiciona como indiscutible líder y no tiene competencia. El ejemplo lo tenemos en los sistemas de programación, donde Java le ha quitado mucho terreno, y al final ha ido cediendo su framework .NET, su IDE Visual Studio y el lenguaje C#, y gracias a esta estrategia ha ganado penetración en el mercado de los lenguajes de programación. Y es que esto es un punto clave, puesto que si perdía este nicho de mercado, no se desarrollarían nuevas aplicaciones especialmente para su sistema operativo, y esta es la columna vertebral de Microsoft.
La experiencia está demostrando a Microsoft que el modelo de software abierto será cada vez más rentable, y tras las costosas facturas de Windows, Microsoft deberá ser más rentable y dejar que una comunidad libre desarrolle y mejore su producto estrella, ahorrando mucho dinero en nóminas e infraestructuras.
A efectos de usuario, ya sea un usuario de casa, profesional, en la oficina o especializado en alguna tecnología específica, la mejor opción dependerá de sus necesidades.
Tanto Windows como Linux satisfacen todas las necesidades básicas con amplia holgura, y en ambos sistemas operativos existen infinidad de aplicaciones de todo tipo, que ayudarán al usuario a desempeñar sus tareas, ya sean estas de ocio, científicas, educativas o profesionales. Mi recomendación es que, tanto en uno u otro bando, si no tienes mucha idea, lo mejor es que busques una solución líder y que esté sostenida con un servicio de soporte. Y con esa premisa, compara a los distintos fabricantes y sus productos.
Recuerdo a mis queridos lectores que el mundo no es sólo Windows y Linux, si no que hay más allá del horizonte. Existe MacOS X, Solaris o BSD, por mencionar tan sólo unos pocos.
¿Por qué sistema operativo me decanto? No tengo ninguna duda: POR TODOS.