Cuando miro a tan sólo unos pocos años me doy cuenta de que estamos viviendo una madurez en el mundo de la tecnología, especialmente en el mundo del software.
Atrás quedaron las constantes revoluciones que día a día me sorprendían, las contínuas versiones de algún producto que, a velocidades verteginosas, incorporaban innovadoras ideas en un lapso de tiempo muy reducido. Atrás quedaban las originalidades, las virguerías y las promesas de nuevas funcionalidades.
Por un lado, el mercado no exige tanta innovación, pues lo que hay es mucho más que suficiente para prestar la mayor parte de prestaciones en un determinado producto. Por ejemplo, ¿qué más se le puede añadir a un office que realmente sea útil y aceptado por la mayoría de los usuarios?. Creo que se pueden añadir muchas cosas, pero, ¿será útil para un usuario medio o sólo para contados usuarios?.
Lo vemos también en el mundo de los videojuegos, tan innovador y tan fresco. Ya no se hacen juegos revolucionarios, si no se perfeccionan los juegos en cuanto a gráficos, realismo, efectos, sonido, 3D y algún que otro detalle, pero no añaden nada nuevo. Incluso se hacen remakes de los clásicos.
En el mundo de los sistemas operativos también parece haber estancamiento, y lo único que aportan son más programas para completar un CORE ya desfasado. A pesar de las interfaces gráficas en 3D y de los efectos especiales y las transparencias, parece no haber ideas nuevas. Seguimos dependiendo de la ventana y del ratón. La pantalla táctil sólo se aplica a TPV's y PDA's para aplicaciones muy concretas, y el reconocimiento de voz sigue sin ser fiable y reconocido.
En el mundo del diseño seguimos con las mismas aplicaciones que antaño revolucionaron este mundillo gracias a los sistemas operativos gráficos, basados en ventanas. Se van ampliando efectos, pero la forma de trabajar no ha cambiado en absoluto, y todos los programas son muy parecidos unos a otros.
Quizá fuera necesaria esta madurez, y amortizar las inversiones a un tiempo más prolongado, tanto por parte de los fabricantes como por parte de los clientes. También es bueno tener la seguridad de tener productos estables y sin sorpresas.
Pero estaría muy bien tener mentes innovadoras, que con su fuerza creativa vayan evolucionando aún más nuestro mundo, con ideas sencillas, ingeniosas y espectaculares, pero, sobre todo, útiles.
En el mundo del hardware y de los gadgets van a apareciendo nuevos artilugios innovadores, los cuales también toman el relevo de ideas anteriores. Por ejemplo, el blu-Ray o el HD-DVD no son si no una evolución o perfección del DVD, y éste del Laser Disc o del CD. Añaden más funcionalidades y más capacidad, pero el concepto es el mismo. Los televisores de plasma o LCD evolucionan de una tecnología anterior, que ya venían de los primeros ordenadores portátiles. Reducen el tamaño, ganan rapidez y nitidez. Pero el concepto es el mismo. Los reproductores, las PDA's, los teléfonos móviles... no hacen si no condensar funcionalidades que ya existían en nuevos aparatos más reducidos, pero el concepto ya existía. El RFID es un concepto que viene de después de la Segunda Guerra Mundial, y que ahora la microtecnología puede hacer realidad.
¿Crees que se ha acabado la creatividad tecnológica? ¿Crees que ya no se puede inventar nada nuevo? ¿Crees que las revoluciones son lo suficiente maduras como para innovar en el mercado? ¿Crees que las funcionalidades de las tecnologías actuales son más que suficientes y sobradas para nuestro mundo?
¿Necesitamos nuevos gurús que den un nuevo empujón a la tecnología? ¿O crees que la tecnología ya debe ser más social y ayudar a aquellos lugares de este mundo donde más se necesita para que puedan ayudar en lo que ya nos ha ayudado a los afortunados del Primer Mundo? ¿Acaso la tecnología no está preparada y madura para afrontar el reto de los grandes peligros que asolan nuestro mundo, tales como el calentamiento global, la desertización o la pobreza?