Cierta vez, el jefe de una cantera visitó a sus picapedreros, preguntándoles qué hacían y cómo les iba:
- Estoy ganándome la vida - dijo indiferente el primero.
- Estoy realizando el mejor y más eficiente trabajo de picar piedras del mundo - dijo con orgullo el segundo.
- Estoy construyendo la mejor de las catedrales - respondió con devoción el tercero.